Navegamos para cruzar fronteras

viernes, 3 de abril de 2015

Publicación pequeña y VIL... poética de En las hojas de los árboles



Hace dos semanas me llegaron dos amores tremendos, uno es fanzine envuelto en ese sarcasmo  de hiel que daña por ser tan verdadero y el otro es poemario  brutalmente desestructurante  de mentiras. Me lo enviaron dos poetas, Hor tensia  y  Erico.   Cada uno con el fuego de una honestidad que se hace a pie, que hace poco han  tomado el brillo de la amazonia mientras hacen trocha en lo que nos da miedo.


También junto a sus trabajos personales me llegó una vieja revista restaurada totalmente por ellos, esta pareja de editores magos es familia nómada que recolectan lo que en otras vidas fui perdiendo. No puedo contarles de la revista AYACUCHO pero si pasan por casa se las mostraré con la misma sorpresa que la recibí y comprenderán que era mía, tenía que venir a la costa enviada por ellos. Lo que juntan a su paso Agustina y Erico es alimento de hoy para mañana pero que deberás comerlo en estado futuro, casi de ensueño o de premonición. Así hacen sus textos, fanzines y cuadernos para salir del ahora tonto, para estar en el TIEMPO  del rebuscar las salidas y remover las trampas más tramposas.
Ante estos regalos me desplomé  y morí otra vez en el mismo jardín donde nací a  tantas otras vidas. Pasaron unos minutos pero no pude seguir la conversación, habíamos entrado en otra, la que tenía que SER y el Guille Villani lo sabía.  Agustina y Erico me dieron el impulso para encuadernar mis apuntes y  me enviaron  Guillermo, editor, poeta como fantástico creador. Con Guille, Vil ediciones hizo una curva en el viaje y quedándose más días en Lima  hemos jugado  responsablemente a editar;  el oficio requiere siempre lo mejor de cada uno.  Hemos editado un pequeñito libro que no tiene un nombre, bueno sí,  tiene por nombre un dibujito que va en la  portada, el dibujo de un “ombligo ovillo” que durante muchos años de tarde aprendí a escuchar con el viejo Vicente Santuc sj.    

Todo nos es revlación y por eso todo es imposible de comprender, sólo entenderemos en partes, pero ahora el cuadro que mismo Vicente trajera a Mashara un día de septiembre de un año del pasado, es cuadro  que hoy cuelga sonriente mostrándonos los sueños de todos, de todas, donde no falta nadie – Esto me lo enseñó así  Vicente-   Y le sigo creyendo porque ahí están  mi familia editora, los sueños de la pequeña Ushpicha y esa filosofía de ombligo que se hizo teatro  chiquito con su poética pequeña que sostiene  “En las hojas de los árboles”

Gracias Guille, Agustina y Erico
Gracias mi viejo Vicente
Ustedes son mis pueblos.