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El presente tiene mucho
movimiento interno, de territorios en explosión, de vértigo por la creatividad,
de raíces con alas, de temblores y revelaciones.
Gracias a la amable tierra he
podido en escasos meses recorrer sitios soñados en mis otras edades, lugares
pintados sólo en el recuadro de un pequeño cuaderno de niña en mi sin lugar de
aquella casa de infancia en el puerto del Callao. Me voy dejando redescubrir
por nuestra América Latina, así como en su tiempo el viejo continente me
permitió saberme universal. Ahora que parece que todas mis patrias se
juntan, debo entrar a demarcar con los regalos encontrados, las alertas para
continuar.
Afirmar que es también tiempo de
elección y de cuidar “la travesía” es una manera de acercarme a mi propia
fragilidad y a la fragilidad del mundo. Desde esta cercana distancia que tiene
nuestro amor hermandad son parte de este torpe cuerpo que amo y que pertenece a
esa trascendencia que nombramos como arte.
El transitar en la vida me
permite reconocer con mayor claridad que hay cosas mejores pero muchos mejores que otras. Entonces como decía mi
suegro -“No todo el campo es orégano”-. Nos toca elegir y arriesgar
eligiendo.
Encuentro maduración en Mashara
porque junto a los grandes ejes que nos orientaron desde 1998 como son el
Arte, la Interculturalidad y la Espiritualidad con Cuerpo, nacen hoy criterios
de discernimiento más definidos como son la reciprocidad, acompañamiento y el
cuidar desde los mundos indígenas esta vocación.
La gente del Tungurahua, los
jóvenes jaenos, las mujeres del desierto piurano, los
artesanos de Pampa, las tejedoras de shipibas, los poetas y escritores de mi
cálida Colombia, como los compañeros ambientalistas y wayuu en el Perijá, el
pesebrero de Canchancha, las religiosas que llevan en sus faldas la
reconciliación y las madres de Ayacucho son mis alertas cotidianas. En
todos ellos y ellas están todos los que vi antes y veré después, en todos ellos
están ustedes también como testigos.
A veces desearía estar en varios
lugares, pero eso pasa y encuentra su cauce.
Desde esta situación les comparto
aquello que tal vez conozcan desde el face,
La experiencia AJUTAP para
creadores teatrales itinerantes nació como llamado a entrenar juntos y
compartir procesos recentrando nuestro SER. Hemos realizado esta experiencia
con titiriteros, bailarines, actores e investigadores en Maracaibo y
continuaremos el proceso este octubre y noviembre. Mucha responsabilidad pero
también es una experiencia que no podría llevar adelante sin los equipos
interdisciplinarios con los que soplamos juntos. No somos muchos, tampoco
deseamos ser tantos estamos en una vieja manera de caminar en utopía. Ustedes
bien conocen este modo en Vuelos.
¡¡Reciprocidad, acompañamiento y
cuidar la creación!! Es hoy nuestra danza, con esto también se da el
nuevo impulso a ASÜKÜLAA, experiencias interdisciplinarias del Cuerpo que
este mes retomamos.
Cuanto más salimos más hacia dentro
podemos caminar, entonces entretejiendo ese aparentemente fuera nos
vamos con el elenco de “En las hojas…” en peregrinaje a fin de mes, un
recorrido por esas patrias de Paras, Totos, Vilcanchos y Pampa, lugares puna,
donde parece que retrocedemos en el tiempo y es tan descarada la injusticia
como el amor infinito en el color de las flores de quinua.
¿Qué busco?
¿Cómo uno esto con los viajes y
las nuevas obras?
¿Cómo se hacen cuerpo y organizan
la mirada de Mashara?
Sigo buscando, esta es mi
respuesta. Ahora es cuando el diálogo con la gente se hace necesario, mis
testigos se suman, por eso les cuento a ustedes que quiero y me quieren. Suena
lindo ¿no? Y lo es pero también es delicado, bendición-maldición es la misma
puerta ya lo saben, pero lo sé como si fuera la primera vez que descubro esta
verdad.
(...)
de una carta a mis
compañer@s de Vuelos. julio 2012.